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Carena

Rumbo al Cabo

Rumbo al Cabo

Mañana cruzo el Cabo sola por primera vez. Y estoy muerta de miedo, la verdad.

 Bueno, casi sola. Raf navegará cerca de mi a bordo de su  Ángel Guardián. Pero aún así no puedo evitar sentir miedo, yo he de gobernar mi barco.

Llevo meses sin sacar al Cachalote, la última vez que navegué fue a bordo del Neshotah en junio, y fui casi toda la travesía durmiendo y de tripusol. Además tengo mala suerte, me vienen de canto una detrás de otra. Hoy sin ir más lejos me ha reventado un bote de pintura color magenta dentro de mi barco recién pintado de blanco. He puesto todo perdido, la nueva moqueta de vinilo, las paredes, la nevera, la falda vaquera y la camiseta que llevaba, hasta las sandalias blancas que tanto me gustaban.... y lo peor: mi mayor recién arreglada y sin estrenar. Un desastre, de verdad, lo he echado todo a perder. Y he llorao de rabia. Y he llamado a Rafa, diciéndole que no saldría a navegar. Lo he visto todo sucio, perdido de pintura. Y a Rafa le ha faltado tiempo para venir a ayudarme a enmendar en la medida de lo posible el desastre sin remedio.

 Joder, Raf me está sorprendiendo. Lo veía hasta hace unos días como un guapísimo chico algo pijillo que iba a su rollo, majete pero algo distante. Esta semana hemos coincidido algo más y ¡¡joder qué sorpresa!! ¡¡qué tío más majo!! es un encanto de verdad, me sorprende día a día. Tiene idéntica risa a la de mi hermano mayor y no sé, transmite buen rollo, es difícil explicar las sensaciones que producen las personas, pero este las da muy muy buenas. Y por esa misma razón le he avisado. Apenas navego, nunca he fondeado, ni siquiera he puesto un solo rizo a la  mayor y llevamos una semana en la que el temporal de levante no ha dado tregua ni un solo día. La travesía que emprenderemos en conserva mañana para mi es todo un reto. Confío en él, no porque sea buen conocedor del Cabo, sino porque estos días me ha demostrado que puedo hacerlo, es una intuición.

Pero aún así sigo teniendo mucho miedo. Y sigo estando cansada y triste. Y sigo sin navegar. Y por eso mañana suelto amarras y que sea lo que dios quiera, Murphy dará la lata ya sea por mar o por tierra, y yo necesito salir a la mar, darme un respiro. Al menos saldré con un Ángel Guardián, precioso nombre para un barco y muy tranquilizador en estos momentos para mi. Ojalá, aunque sólo sea por esta vez, salga todo bien.

Por cierto, mañana hay luna llena. Siempre desde niña, me ha encantado mirar la luna. mañana espero hacerlo a bordo de mi barco, fondeada en una de las muchas y maravillosas calas salvajes del Cabo de gata.

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