Primer desastre
Si yo nací marinero,
¿por qué me teneis aquí,
si este aquí yo no lo quiero?
Rafael Alberti
El sábado no pude escaparme, convención en el Barceló Cabo de Gata de El Toyo. Una de esas aburridas reuniones laborales en la que te toca en la mesa sentarte al lado de un un pesao que no para de dar la brasa. Encima no se podía fumar en el hotel, había que salir a la calle y para colmo estaba lloviendo a mares, además estrenaba sandalias de tacón que patinaban en el suelo mojao y encima mis pies acabaron chorreando. Detesto tener los pies fríos. Por la noche cena en el Bellavista con mi hermano, la novia y ambas familias, que están ultimando los preparativos de la boda del mes que viene. Qué asco de tanta comida ¿es que la gente no se harta de comer? Por la noche volvió a llover y yo con el alma en vilo porque estaba diluviando ¿cómo estaría mi Cachalote?.
El domingo, como siempre compré la prensa y fui a tomar café bien temprano. De ahí al barco. Cuando llegué noté que, a pesar de la lluvia, estaba mucho más blanquito, se notaban las pasás de restregar que había dado. Me pongo manos a la obra, también quedo con Britt, mi amiga, que ha navegado bastante. Cuando llega le muestro el barco, nos tomamos unas cervecitas y salimos a comer. Ya antes de los cafés nos empezamos a animar para navegar, yo estoy frita por sacarlo, a pesar de tener el casco y la hélice llena de caracolillos, a pesar de no haber zanjado aún todos los trámites pertinentes al cambio de titularidad, y sobretodo a pesar de desconocer aún mi barco. Pero nosotras, más chulas que nadie ahí estábamos, dispuestas a surcar los 7 mares si hiciera falta.
Ya de entrada no fuimos capaces de abrir el tapón del depósito para comprobar si tenía combustible. Un marinero que pasaba por allí nos lo abrió, nos miró con cara de… bueno, nos miró, y nos preguntó muy serio si es que pensábamos salir tal y como estaba el día. Ufff, creo que ahí nos crecimos, porque Britt y yo nos miramos sonriendo con aspecto de sobradas ¡¡menudo par de pardillas!! El viento pegaba muy fuerte, y claro, yo sabía que mi barco necesita una buena limpieza porque el timón apenas responde. Pero me moría de ganas por salir, aunque solo fuera pegada al puerto.
Para nuestra desgracia, o fortuna, (creo que es más exacto esto último), no llegamos muy lejos (10 metros tó lo más). Arranco el motor, lo dejo calentar un poquito, soltamos amarras, marcha atrás, sale un poquito el barco y aún allí dentro el viento nos empujaba, la caña apenas respondía, empiezo a oler a quemado, del escape sale humo blanco y… se para el motor. ¡¡¡Joder!!! Estaba allí, a menos de 10 metros del amarre y no era capaz de controlar el barco. Nos las vimos y nos las deseamos para no dar con un pantalán, aún así si nos dimos contra las hélices de los fuerabordas de algunos barcos vecinos, a pesar de nuestros esfuerzos por evitarlo.
Yo sufría no sólo por mi barco, sino porque me veía comprando motores a todos los vecinos. Pa colmo, un italiano (lo deduzco por el acento) con pinta chulo, pantalones y zapatos blancos, cadena perro de oro en el cuello y sortija también de oro nos pregunta con una sonrisa guasona si necesitamos ayuda. Le pregunto si entiende de motores o si tiene alguna idea de cómo ayudarnos. Nos dice que no, y me lo quedo mirando con una de esas miradas de reojo que atraviesan. Encima los curiosos se amontonaban para mirar el espectáculo, éramos monigotes a merced del viento.
Avisé a los marineros, llegaron dos, y aún así les costó mucho trabajito volver a ponernos en el lugar del que no debimos salir. Lo peor fue la mirada de “ya te lo dije” que me echó al marinero que un rato antes me aconsejó estarme quietecita. Me sentí estúpida e inútil. En fin, el costado de estribor lo he arañado bastante, el motor no arranca y espero haber aprendido la lección.
Al final Britt y yo acabamos en la bañera tomando unas (más) cervezas y nos fuimos de juerga por los garitos del puerto. En un bar había una fiesta de tequila El Cuervo. Creo que he de cambiar de amarre, ese puerto tiene mucho peligro para alguien que le gusta la juerga.
Por cierto… cada vez que me cruzo con el marinero por el puerto me mira y sonríe (vamos , que se ríe de mi en toda mi cara) Y aunque le sobren los motivos. ¡¡¡Me da mucho coraje!!!
14 comentarios
Polen a comodoro -
Polen a chifle -
Polen a sabbat -
Polen a Luiti -
Polen a Xarpa -
Polen a Androgen -
Polen a Rog -
chifle -
¿Arañazos?. No veas como está el mío, recien pintadito me lo entregaron.
¿Público?. Aunque el pantalán esté desierto, grandes masas propias de una mani surgen de la nada el día que tienes un mal atraque. El perfecto siempre sin testigos.
No olvides que hay tres reglas para un atraque perfecto, el problema es que nadie las conoce.
Besos y ánimo
¡Ah! el marinero, firme, que pa eso eres patrón¿a?
Comodoro -
Un abrzo.
sabbat -
Luiti -
¡Vamos hombre! que me diga el marinero algo, va a impedir que yo haga lo que quiera.
Si despues me arrepiento, para eso lo hice.
Y si no me tengo que arrepentir, mejor, pero aprendí menos, aunque disfruté más.
¡A navegar, digan lo que digan los demás!, y si no sale bien, otra vez será.
Xarpa -
Un abrazo.
Androgen -
Y aunque pueda ser guasón (que tal vez lo que quiere es acercarse a tí, ¿lo has pensado? :) ) haz caso de los marineros experimentados, que tú también lo serás pronto y entonces darás consejos y quien no te los siga estará corriendo riesgos.
Un poco de paciencia, ojos de brillo de ébano, pronto no necesitarás consejos y sabrás cuando puedes y cuando no por tí misma, por ahora aprende de los errores y celebra los triunfos...
Y si quieres entibio una toalla entre mis manos y seco tus pies hasta que dejen de temblar de frío y sean tan cálidos como tu corazón y tu sonrisa.
Un abrazo.
RogRabbit -
Pero hagamos de esto una catarsis pública... a ver, cuantos patrones de los que han leído esto pueden decir sin temor a mentir que NUNCA LES PASO ALGO PARECIDO.
¿Einn?
A ver, venga.
Yo mismo tengo mi día de los horrores, y para colmo ya con experiencia y para más inri con otro avezado marino a bordo. Liamos una en Rota que fue espectacular.
Enga esas confesionesss....
Rog