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Carena

Buscando el camino

Buscando el camino

Y con tormento y sin dolores yo voy haciendo camino
Y que la brisa marinera me oriente hacia mi destino
Así es que me voy bajando para la orillita de puerto
Y el primer barco que pase que me lleve mar adentro
Y en este planeta mío, este que tu gobernabas 
                                  Yo ya he clavado mi bandera, tu no me clavas mas nada
      

Jodida pero contenta (Concha Buika)

  22 al 25 de Agosto, Semana de Feria 

Lo he decidido. La Feria y la juerga me descentran, tengo el barco a medio lijar, así que me voy al barco. Pero no a echar el día, sino varios días con sus respectivas noches. ¿Me arrepentiré?  

El martes lo dejo todo preparao: toallas, kit femenino de supervivencia: tampax, antiinflamatorios, gloss labial, gel íntimo, toallitas, pendientes varios pa no ir siempre con los mismos y condones, que nunca se sabe y no viene mal tener una cajita por si acaso). Preparo ropa, ¿hará frío? Por si acaso me llevo de todo tipo de prendas, de más o menos abrigo.  También llevo el wc portátil que me compró mi papi en el LIDL.  

Mi madre tiene por costumbre hacer una buena olla de cocido las épocas festivas en las que el abuso de alcohol y juergas requieren sopita al dia siguiente. Os lo recomiendo, es mano de santo pa la resaca. La Feria de Almería y las Navidades son  unas de esas fechas. Puesto que la olla estaba allí en la cocina llenita congelé un tupper pa llevármelo. Lo confieso, yo soy de cuchara, sopitas, potajes y demás me pierden.

Al día siguiente madrugué, llevaba bultos suficientes pa hundir el barco. Llego al barco, coloco casi todo (excepto la ropa) y antes de hacer nada me acerco a saludar a Miguel, que ha venido con Iruñaberri a preparar su próxima travesía.  Al bajar del barco vuelvo a tirar el bolsito y cae al fondo con todo su contenido. Dinero, tarjeta y móvil. Ya he perdido 3 móviles. En fin… resignada me dirijo al Cacao. Tenía claro que no me iba a meter al agua y como a mediodía había quedado con un amigo (el que me sacó el bolso del agua la última vez) pues toca esperar. Allí, en el barco de Miguel conocí a Iruñaberri y francamente, me dio muy buena impresión ese hombre, muy muy agradable. Luego me acerqué con Miguel a hacer unas comprillas. Total, que había echado la mañana y no había pegao golpe. Y eso que iba a trabajar en el barco.

Cuando regresé al Cachalote era la hora de comer y Jose, mi amigo llegó pronto. El pobre ya estaba avisao de que le tocaba zambullirse, así que mientras él rescataba mi bolsito yo preparaba una ensalada. Tras comer echamos una siestecita y salimos un ratito a navegar (a motor, no soplaba apenas viento). Me divertía ver los bancos de boquerones saltarines en el mar. Nos dimos un breve baño pero el agua estaba helada.

Al caer la tarde Jose, mi amigo se marchó, no muy convencido de dejarme allí pasando la noche. No le hacía gracia la idea. Fui de nuevo a visitar a Miguel y cía. Y ya de paso conocí a Raf, que llegó al ratito. Un chico muy guapo. Iban a ir a cenar, pero pasé de acompañarles porque no tenía apetito. Además, me apetecía disfrutar esas últimas horas del día relajadita en mi bañera, leyendo algo con una cerveza fresquita. Cuando anocheció comencé a colocar toda la ropa que había dejado en un bolso sobre la litera. Luego me serví un vasito de leche y me puse un DVD. Vi  Moby Dick. Para ser precisos empecé a verla, pero me dormí enseguida. Al día siguiente madrugué, disfruté de las primeras luces de la mañana en la bañera del barco. Luego salí a tomar café y comprar el periódico. El día fue tranquilo. Por la noche terminé de ver la peli del día anterior y puse otra de terror. Me gustan esas pelis que dan susto. De madrugada desperté y asomé a la cubierta. Era impresionante,  había tanta boria ( los catalanes le llaman boira, creo) que no veía los barcos de al lado. Pero no tuve miedo, al contrario, era reconfortante.

Volví a madrugar, y compré unos churritos arriba, en el pueblo para llevárselos a mis amigos del Cacao. Y de nuevo al Cachalote. Me lié a hacer cosillas. Aproveché para limpiar a fondo la sentina, que estaba llena de grasa. Le metí la manguera a presión, un buen estropajo y lejía con detergente. La dejé reluciente y cuando me vine a dar cuenta era hora de regresar, el sábado tenía que currar.

Si algo he aprendido estos días es a conocerme un poquito más, y también a conocer al Cachalote. Me he sentido un poco más dueña de mi barco, he conocido la paz que da dormir allí, hacer vida allí. He meditado y he encontrado la templanza que necesitaba para afrontar los problemillas que me depare el viejo barquito. Eso sí, lijar, he lijao poco. ¡Ah! También sé que la próxima vez no debo ir tan cargada de ropa. El problema será decidir que es lo estrictamente necesario antes de salir. Me costó trabajo colocar un montón de ropa que no me puse.

4 comentarios

Polen a chifle -

Aisss tranquilo que yo la tele solo la pongo pa dormir, no aguanto ni dos minutos delante de ella
Besos pa ti

chifle -

Cada vez que voy al barco a hacer algo que no sea navegar me da una galvana que no hago más que sestear y ojear revistas de náutica (única distracción a bordo) con que si tuviera la posibilidad de ver pelis de barcos... Polen, quita la tele o no darás ni golpe.
Besos

Polen a Noamanda -

Bienvenida. Viví un tiempo en Barcelona. Allí se decía boira creo, sí. Aquí, en Almería siempre he escuchado a los pescadores decir boria.
No veas lejano ese mundo. Si tienes posibilidad, no lo dudes, navega. En mi barco hay sitio. Te lo aseguro, es algo único. Si te gusta no hay marcha atrás, estarás enganchada para siempre

Noamanda -

Se dice "boira" jeje!
Felicidades por tu barquito, pero en una semana sacaste el título? Um, pues sí que está accesible. Siempre me llamó la atención el mundo de la navegación, será porque no entiendo ni "mu" de todo ello. Por eso lo veo tan lejano...
Saluditos!