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Carena

Mi mundo es mío

Mi mundo es mío

Que yo me voy porque mi mundo me está llamando
voy a marcharme deprisa
que aunque tu ya no me quieras a mí me quiere la vida
Yo me voy de aquí… jodida pero contenta
Tu me has doblado, pero yo aguanto
Dolida pero despierta por mi futuro
Con miedo pero con fuerza yo no te culpo ni te maldigo
Cariño mío jodida pero contenta
Yo llevo dentro una esperanza
Dolida pero despierta por mi futuro
Con miedo pero con fuerza
Que a partir de ahora y hasta que muera
Mi mundo es mío

    Jodida pero contenta (Concha Buika)  

4 de septiembre de 2006  

¡¡Ahora sí!! ¡¡Ya soy Patrona con todas las de la ley!!  

Rompí la relación con mi chico y me compré un barco. Un cambio la mar de sabio. 

De nada sirve un título, ni un barco, si no sabes manejarlo. Hasta ayer sólo era una propietaria titulada, no merecía siquiera llamarme armadora puesto que desconozco casi todo de mi barco… Siempre he querido llevarlo yo, pero hasta la fecha he salido acompañada con gente experta, por inseguridad. Y me daba rabia sentirme una tripulante en mi propio barco. Quiero navegar, salir a la mar cuando y como me apetezca. No quiero depender de nadie. Si algún día tengo ganas de estar a solas con la mar no podré hacerlo si no me lanzo y afronto mis miedos. 

Ayer di un paso más en mi andadura. Quedé con Carmela, una amiga. Ella no tiene nada de experiencia, no había navegado nunca (los cruceros tipo vacaiones en el mar no cuentan). Le dije de salir temprano, quedamos a las 9 porque mi mayor preocupación era sacarlo del amarre, ya que marcha atrás no responde, y el tiempo daba levante. Si empezaba a soplar no iba a ser capaz de sacarlo. Yo llegué poco antes de las 8, para secar la humedad de la noche, ventilarlo, echar gasolina al depósito, en fin… prepararlo todo.

La 1ª sorpresa del día es que la sentina estaba a la mitad, le había entrado mucha menos agua que en semanas anteriores. Presentí que iba a ser un buen día. 

Carmela me llamó a las 9 y media, iba con retraso porque no encontraba las llaves del coche. Cuando llega (al fin) vamos al pantalán, y en el momento de subirse a bordo la llaman por telf. Total, que ahí se queda paseando en el pantalán mientras que yo estibaba todos sus bultos que no eran pocos. Ahí me vi reflejada, soy de las que siempre van cargadas, y vi que es una gran tontería. Tras más de un cuarto de hora de conversación telefónica le dije que cortara el rollo, que subiera al barco y que llamara a su hermano una vez salgamos. Le expliqué como debía soltar las amarras, le di el bichero (el palo gris pa que me entienda) y arranqué el motor. 

Sacar el barco fue una odisea, lo pasé fatal. El motor se lió a echar mucho humo, y no respondía. Allí estaba, otra vez en mitad de nada sin ser capaz de gobernar el barco. Un vecino de pantalán acudió a echarme una mano. Un hombre de mediana edad, con aspecto de simpaticote  y una bonita sonrisa. Me dijo que algo le pasaba el motor, me explicó la causa y me di cuenta del primer error. Antes de arrancar hay que tirar de un botón para que coja aire, y luego volver a meterlo. Yo no hice esto último (claro, como casi siempre arrancaba el motor Jose, pues había olvidado como se hacía). Lo 2º que hice mal fue que no metí a fondo la marcha atrás.  

El vecino me pidió que tomara su brazo desde el pantalán y me ayudó a colocarlo, tal y como estaba no quedaba más remedio que sacarlo  de ese rincón en el que me había quedado marcha atrás. Pero seguí sus consejos, y lo saqué, tuvo una paciencia increíble, creo que es la típica persona que tiene el don para enseñar. ¡Qué suerte topar con él! 

Mi  pobre Carmela, estaba callada, no sabía qué hacer, estaba de rodillas en la proa abrazada al bichero. Tenía que quitarle importancia al incidente, para evitar que se pusiera nerviosa. Le comenté para tranquilizarla que fue un fallo tonto del motor, que a veces pasa pero nada grave (todo esto con cara de sobrada y de saber lo que estaba haciendo).

-Tranquila Carmela, que lo tengo todo controlao. 

 ¡¡Qué gran mentira!! De controlado nada, tenía la adrenalina a mil, ahí estaba yo, al frente de un barco con una pasajera más inexperta que yo, sin saber si sería capaz de izar las velas, pensando en si se llenaría la sentina, en si caeríamos alguna al agua, o en si cambiaría el tiempo de repente, pensando en que si se paraba el motor o si luego no era capaz de arrancarlo a ver cómo demonios lo hacía para regresar. Lo juro, tenía un ataque de ansiedad, pero curiosamente no había miedo. Me temblaban las rodillas y sentía latir el corazón a mil por segundo, tan fuerte que iba a atravesarme el pecho. 

Pensé cuando iba hacia la bocana en que no izaría las velas, mejor a motor hasta hacerme con el control, ya habría tiempo para experimentar con las velas otro día.

Y salí al mar.

Y allí mi barco empezó a mecerme, y al compás de las olas, a la caña de mi barco me sentí más marinera que nunca. El viento era suave, según avanzaba me dije: -¡qué demonios! Soy trapera no tractorista, y puse proa al viento preparándome para izar la mayor.  

Carmela seguía sentada en la bañera, donde se puso al llegar, junto al compás. Le pedí que agarrara la caña y que mantuviera el rumbo. Y flipé en colores… Agarró la caña, sí, pero ¡con 2 deditos! Indice y pulgar concretar. Paciencia Marga, no le digas nada, que la coja como quiera mientras mantiene el rumbo. ¡¡Una leche!! Más que haciendo eses hacíamos ochos. Me puse a izar la mayor, joder, la driza se había enganchado en una cruceta, intenté tirar de ella pero nada. Tuve que bajar, coger el bichero y ayudarme con él a desengancharla, trabajito me costó. Ahí estaba yo, en un barco descontrolao aferrada al mástil como el mono Amelio de Marco ¿Recordáis esos dibujos? 

Al final lo conseguí tras una feroz batalla con el bichero,  pude izar la mayor. Ufff ha costao pero… ¡genial! Ahora a por el Génova. Carmela ya pasaba de la caña, se había vuelto a sentar en su rincón. Igual cree que el palito ese no sirve para nada y que una vez las velas arriba el barco anda solo.

No sé como, pero lo conseguí, y con todo el trapo lleno de viento todo cambió por completo, hasta yo. Las inseguridades desaparecieron para hacer sitio a la más absoluta felicidad. Sí, era feliz, me encontraba pletórica, llena de energía positiva. ¡Estaba navegando a vela! Yo dirigía mi barco y ¡se movía sin motor!

Joder, ahora al rememorarlo según escribo me emociono, tengo la piel de gallina. Nunca, jamás olvidaré ese momento. ¡Qué pasada! ¡Cómo disfruté! ¡Qué grande y poderoso es el mar! Y yo, tan pequeñita, ahí estaba, deslizándome en él, navegando.

Sí, ya soy patrona. Patrona de verdad. 

Fue hora y media o así, hasta que el viento aflojó y ya se acabó lo bueno (al menos para mi, creo que Carmela estaba deseando cambiar). Le pedí que bajara a por unas cervezas y la pobre mujer se me acojonó. Fue incapaz de siquiera levantarse. Me tocó a mi como buena anfitriona. ¡Qué le vamos a hacer, si la pobre es de Jaén y ha vivido media vida en Madrid! y le gusta el sol más que a los lagartos. Y claro, de todo debe de haber, no todos vamos a ser marineros, también hace falta gente de secano. Paré el motor, estaba deseándolo, y me di un refrescante y breve baño. La pobre Carmela no hacía más que decirme que no me soltara de la escalerilla que si me pasaba algo a ver como se las arreglaba para volver a puerto. ¡Y a mi que me den si me pasa algo! Jejeje. No, Carmela es una buena amiga, y generosa, capaz de hacer lo que sea por ayudar a un amigo.

El agua estaba a una temperatura fantástica. Carmela me miraba desde arriba, sé bien lo que sentía en esos momentos, porque también lo sentí yo la 1ª vez que me di un baño. Quería bañarse pero le daba miedo. Subí a la bañera, y le conté que el agua estaba fenomenal, que me había sentado fenomenal el baño, que menuda calor hacía hoy… le ponía los dientes largos para luego, una vez aumentadas sus ganas de bañarse, explicarle que no había que tener miedo sino prudencia. Le expliqué donde aferrarse, como bajar y subir. Volví a hacerlo para que ella me viera, y tras un buen rato de consejos se decidió. Y ahí estaba Carmela, riendo y chapoteando como una niña pequeñita en el agua. Al fin y al cabo Carmela es valiente, se subió conmigo en el barco. 

Pusimos el toldo, el sol pegaba fuerte. Bueno, puse. Una cosa es que mi amiga se bañe, y otra que mantenga el equilibrio de pie en la bañera. Dejé el barco a la deriva, alejado de la costa y me fui a la proa a tomar el sol sin dejar de mirar alrededor. Si algo he aprendido leyendo a los cofrades de la taberna es que los despistes se pagan caros. Y ahí estaba mi Cachalote, con 2 tías en topless, una en la proa y otra en la bañera, presumiendo de ser el más chulo del Mediterráneo. Pasaban muchos barcos y uno lleno de muchachos tocó la bocina. Me erguía mil veces a mirar y remirar alrededor.

Carmela quería una cerveza, así que bajé a preparar algo de comer, ¡eran casi las 3 y no me había dando ni cuenta! ¡qué rápidas pasan las horas felices! Después de comer volví a lanzarme al agua. En unos minutos me encontraba rodeada de niños en sus optimists. Siempre he admirado la destreza de esos niños, esos sí que saben navegar. Al ratito un par de ellos volcaron, la mar se estaba revolviendo y el barco se movía demasiado.

Eran casi las 5, así que decidí por prudencia regresar. No sabía si iba a empeorar la mar y no quería que un susto me estropeara un día tan perfecto. Total, que arranco el motor y le doy gas y… el barco no se mueve. Carmela me preguntó a los 2 minutos:

-Va lentillo ¿no? 

Me empecé a poner de los nervios, pero era importante que no se diera cuenta de que habían problemas para no empeorar la situación. 

–No niña, es que con las olas parece que no avanzamos (joder, que mal miento).

El barco seguía sin moverse apenas, solo lo que la corriente nos desplazaba. Y me di cuenta de otro error más. ¡Mira que soy gilipollas, había dejado el barco en punto muerto!, ¿cómo leches iba a avanzar? El trayecto hasta el puerto fue algo difícil, debido a la mala mar  la hélice del motor continuamente estaba fuera del agua, cada vez más.

Durante el regreso le expliqué a Carmela lo que debía hacer a la hora de atracar. A la pobre le cambió el color de la cara. -¿Debo andar por el barco? Bueno, pero páralo antes y baja tu a por el bichero que a mi me da miedo.-¡Nos ha jodío Carmela! Paciencia Marga, ha sido un gran día para ti, hazte cargo de que vas sola.  Una vez dentro del puerto, Carmela, con cara de condenada en dirección al patíbulo se dirigió a la proa a gatas, y se sentó allí nuevamente abrazada al bichero. La verdad es que hice un atraque perfecto, como nunca. Paré el motor entrando al pantalán y la inercia y la corriente hicieron el resto. Pero no acabé de flipar. Ahí estaba Carmen tumbada en la proa con el bichero agarrao a modo de fusil como un franco tirador. Se me escapó una risa. Pero me dio tiempo una vez parao el motor a ir alante y encargarme de todo. Ni siquiera rocé el pantalán… y ella se negó a rozar el cabo pringoso y apestoso del muerto cuando le dije que lo agarrara. 

Carmela estaba agotada. Era hora de recoger. Yo también estaba cansada, pero rebosante de alegría. Ella se quedó durmiendo abajo. Yo me encargué del resto.  

Ayer disfruté como nunca recogiendo mi barquito. Sí, creo que está contento. Este es principio de una larga y hermosa relación, tengo la sensación de que seremos compañeros inseparables. Hoy escribo desde la oficina, mi mirada escapa por la ventana, más allá de los grises edificios, sin verlo puedo ver el mar. Mi cuerpo está aquí, pero mi corazón sigue aún bañándose en olas de espuma blanca.

12 comentarios

Polen a Kassandra -

Bienvenida Kassandra. Un placer tu visita.
Si que se aprende, si. No solo estoy aprendiendo a navegar. Cuando salgo a navegar encuentro paz, y es así precisamente, en esa paz tan reconfortante donde una medita, le dedica tiempo a las cosas importantes, y a valorar muchas muchas cosas

Polen al atontao -

Como mola eso de navegar!!! Aiss niño, mira que disfruté con tus videos... cuando me agobio en la oficina y tengo mono de barco los busco para disfrutar de ellos.
Atontao, este rinconcito siempre tendra un lugar pa ti

Polen a De La Rocha -

Aissss que cosas más bonitas me dices. Pero no te engañes, soy una mujer corriente y moliente, indecisa muchas veces, otras muchas impulsiva.... pero gracias por tu cariño. Besos

Polen a Androgen -

Más que guiarle ha sido él el que me ha guiado. Y si, se ha creado un vínculo muy especial entre mi barco y yo. Me está ayudando a conocerme más a mi misma y sobretodo a superarme

kasandra -

Todo necesita un aprendizaje y más la experiencia :)

Kiernan -

Relato encantador!
Refleja a las mil maravillas las emociones, los despistes y las reacciones que TODOS hemos padecido (o disfrutado) en esas primeras veces. La imagen de tu amiga "abrazada al bichero" o "tumbada como un francotirador" me han hecho soltar la primera carcajada del día!!. Es más que probable que el "atontao" hoy salga a navegar si los períodos tormentosos se lo permiten...en ese caso, te brindaré un par de borditos, campeona.

PD: qué ilusión me ha hecho verme en tus enlaces!

De la Rocha -

Mi mas cordial enhorabuena, nunca he dudado de ti, estaba seguro de que lo conseguirias, ahora, debes seguir practicando, y sobre todo tener siempre la maxima prudencia, nunca te confies, la Mar es imprevisible, como las mujeres de armas tomar, como tu, una mujer de bandera, mil besos patrona, cuidate mucho, Rubén.

Androgen -

Juntaré el comentario del anterior artículo con este, ya que están tan relacionados y te diré...
...es como si tu barco y tú fuérais amantes... ya has dormido con él... ya le has guiado al sendero de tu felicidad con tus manos... ya te ha hecho sentir viva y volando... :)
¿A que es como si tuvieras una relación maravillosa? :)

Muchas felicidades campeona, sigue así sirena :)

Un beso

Polen a chifle -

pues más de una vez he dudado yo misma, y supongo que seguiré dudando. Y ya sabes, si el pantano se seca sabes que el mediterraneo y sus gentes te recibiremos encantados

Polen a Pim -

La verdad cofrade es que cada paso que doy para avanzar me satisface más. Creí que cada vez que saliera el mar sería igual y para mi ya era una pasada. Ahora sé que las sensaciones pueden mejorar. Es increíble

chifle -

Enhorabuena polen. Como ves sólo era un paso y ahora ya sabes que puedes (antes sólo estabas convencida). En el futuro te esperan muchas navegadas placenteras y otras con problemas, pero ¿Quién duda que los resolverás satisfactoriamente?.
Sigue patroneando y contándonoslo tan bien después, que nos lo haces vivir a los de secano-forzosos y encima con el pantano-metadona cada vez más bajo ¡snif!
Un beso

pim -

ja, ja ja ja...
me alegro al leer tanto positivismo y me congratulo que estés disfrutando de lo lindo, porque esta claro que si no tuviera que darnos quebraderos de cabeza, problemas y alguna que otra descarga de adrenalina, para que ibamos a comprarnos un barco; para disfrutar del mar nos bastaría con un mirador en el camino de ronda, un banco o una simple piedra donde asentar nuestras posaderas.
Al fin, como en "El vagabundo de las Estrellas" de Jack London, puedes precindir del barco y del mar.