Islas
Para algunos vivir es galopar
un camino empedrado de horas,
minutos y segundos.
Yo más humilde soy
y sólo quiero que la ola que surge
del último suspiro de un segundo,
me transporte mecido
hasta el siguiente.
"La mala gana" de Santos Isidro Seseña.
Sucede que habían mañanas que todo me parece igual. El despertador a la misma hora, el mismo café en el mismo bar. Las mismas caras, los mismos titulares de prensa, los mismos problemas, la misma ansiedad por los mismos anhelos que la monotonía se encarga de hacerlos parecer lejanos.
Mi trabajo, y en general, mi día a día laboral no es nada gratificante, sino todo lo contrario, desesperante algunas veces, irritantes otras muchas y aburridas la mayoría. Las personas que conozco en ciertos círculos nada me aportan. Conversaciones superficiales, temas que no me interesan. Hay muchos seres vacíos, sin ilusiones auténticas, borregos que se dejan llevar por las masas. Terminan de trabajar y salen de cervezas con los compañeros, cotilleando sobre el último chisme de la oficina, de modo que no desconectan nunca. Evito ir, me aburro soberanamente. Me niego a terminar la semana y seguir viendo en mis ratos libres las mismas caras, los mismos tipos y tipas grises.
Últimamente el perfil de las personas que iba conociendo era calcado. Empezaba a creer que es difícil encontrar gente con la que pasar un rato a gusto sin que importe el tiempo. Me acordaba de mi época de estudiante, de jovencita en esa edad del pavo en la que disfrutaba horas y horas muertas sin hacer nada, charlando con las amigas. Casi llegué a creer que ese estado de buen rollo era algo típico de la edad y pasajero, compartir ilusiones con alguien es difícil que se de. Sin embargo todos los días la vida nos muestra algo nuevo.
Sucede que a veces, esos días que amanecen iguales se rebelan, y algo cambia Sucede que en ocasiones, el destino abre una puerta por la que entra aire fresco en una atmósfera muy cargada. Y ese aire fresco entra en mi vida en forma de buenas personas. Desde no hace mucho, en este mundo de marineros, he encontrado un gran tesoro. Algunas de las personas que he conocido son una especie de isla, que provocan la emoción de explorar un territorio nuevo por descubrir.
En ellas, en las personas-isla, he varado en playas mansas, y he visto miradas limpias como el agua cristalina. Me he recostado en largas y serenas charlas tal y como si dormitara en blanca y fina arena arropada por rayos de sol. He visto sus acantilados también, algunos me han dejado asomarme a sus arrecifes, en los que se apreciaban restos de naufragios. Y en algunas de estas islas he visto como crece densa una selva de emociones. Y algunas veces me han permitido adentrarme un poco más y al hacerlo he descubierto toda una paleta de los más variados colores, de frutas dulces, de frutos amargos, de sonidos, de palabras sabias, de conocimientos, de vidas distintas. Y en ocasiones, he llegado a escuchar sin ver, y sonaban trinos entre las ramas, aullidos entre matorrales, algunas nanas, algunos llantos. Y he percibido en todo lo que me han mostrado huellas de antaño, y nuevos senderos que empiezan a abrirse.
Y cuando me he convencido de encontrar un fabuloso tesoro en esas personas-islas, descubro al mirar hacia su orilla que hay mucho más de lo que aprecié a simple vista. Y es que estas personas-islas se alimentan del mar, de distintas formas cada una, porque cada persona es una isla distinta. Pero al bañarme en sus playas, descubro más y más, y me maravillo, islas distintas que las baña el mismo mar, son como las olas, que al romper cada una es única, y aún así me doy cuenta que se alimentan de las mismas pasiones que yo.
Todas estas personas tienen un nexo de unión, por muy distintas que seamos, algo nos une, solo hay que prestar atención. Y cuando encuentras ese eslabón, y te sientas frente a esos nuevos amigos, con una copa en la mano y mil historias que contar, que escuchar, sucede que se para el tiempo, que todo lo demás deja de importar por un día y pasa a un segundo plano. Ya no hay ideologías, ni preocupaciones de trabajo, ni problemas. Solo dos personas dándose. Y en esos instantes me siento en paz, satisfecha, feliz.
¿Sois realmente conscientes de lo simple y a la vez tan difícil que es encontrar alguien que comparta tu amor por algo? El amor es egoísta, pocos compartirían a su pareja, ni a su familia, ni tan siquiera su casa . Sin embargo, el amor por el mar es generoso, hay lugar para todos, es gratificante compartir esa pasión.
Sucede que hay días que todo cambia. Te levantas de mejor humor, tarareas esa canción de la que ni siquiera eras consciente que conocieras la letra. Sucede que en ocasiones la vida te regala sorpresas. Sorpresas hermosas, enriquecedoras, en forma de personas. Y haces lugar en tu mundo para esos nuevos amigos, y los llevas en la mente y en el corazón, los recuerdas. Y sucede que cuando sales al mar, esas personas van contigo, en el alma, y sabes que en hay otros puertos en los que te recibirán. Y tras conocerlos, no olvidas a los que no han navegado, y harás lo posible para cambiar eso, y siempre habrá un sitio en tu barco para aquellos que aman la mar.
Sucede que la mar es inmensa, y que nadie debiera quedarse sin dejarse mecer por ella.
10 comentarios
genoves -
Ahí me has dao, en todo el blanco...
Androgen -
Un abrazo
Fran -
Un Atontao -
Anónimo -
Anónimo -
Ya sé que es un poco egoísta por su parte, pero bueno....me ha pedido que te lo diga, y como tengo yo más confianza, pues te lo digo.
Ánimo!!
Greco -
Me gusta tu forma de relatar.
kasandra -
Pero no nos descubras
Temais -
Te leo y no me canso. Me gusta tu estilo, tu gracia, tu desparpajo y tu sinceridad.
Me gusta como cuentas las cosas, me gusta como eres capaz de criticarte. No cambies, eres para mí como un soplo de vida.
Cuidate y cuida ese cachalote.
Saludos.
Temais
De la Rocha -
me alegra ver que eres feliz, y que aunque no puedas librarte de los tipos/tipas grises, sabes en tu interior, que eres más libre, más feliz y más persona que todos ellos,
ojala pronto pueda bajar al sur, a ver "tu" isla y bañarme en "tus" playas,
besos, cuidate patrona,
Rubén (De la Rocha)