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Carena

Prudencia

Prudencia

Voy a ver si me encuentro dentro de mi piel
y comprendo porqué nada puedo entender.

Fito 

Ayer lo dejé todo previsto. Esta noche quería a salir a navegar. Iba a ser mi primera salida nocturna en solitario, y me apetecía un montón. He tenido un par de semanas muy complicadas emocionalmente. No es que me vayan las cosas mal: el sireno me ha hecho la vida muy agradable, me mima mucho y me vienen bien sus besos y caricias, cuantas más mejor. Y  ¡menuda forma de acariciar! Me gusta hacer el amor con él, tiene un punto muy sexi cuando se pone y es un magnífico amante. Pero por otro está mi parte rebelde y cabezota, la que se empecina en no querer a quien me quiere y  descubrir derroteros imposibles. Y bueno, a esto he de sumar que me duele el corazón, que es como una vieja y frágil  porcelana, hecha añicos y pegada trozo a trozo, que de cuando en cuando se desprende algún trocito de estos mal remendados.  

Mi yo racional me dice que he de dejarme llevar y aceptar el amor que me ofrecen, y disfrutarlo al 100%. Mi alter ego pasional es una cabrona que se cierra en banda, una gata puta que le da por subirse a los tejados para ponerse a mirar la luna. La luna…desde  muy niña me quedaba embobada mirándola. Me acuerdo en mi primera casa que la ventana del salón daba a un enorme jardín privado, lleno de margaritas y rosales.  Desde el sofá algunas noches la veía, me quedaba así, quieta, mirando ¿qué sentido tiene mirar una luz en el cielo durante tanto tiempo? Pues no lo sé, pero me hechizaba. 

Después de comer me he echado un rato la siesta, para descansar un poco, más que nada por  prevenir un ataque de sueño a media noche en mitad de la mar. Lo he dejado todo dispuesto para salir en cuanto despertara: ropa de abrigo, traje de aguas, linternas, pilas, la vhf portátil para llevarla a mano. ¡Ah! Y un silbato, tal y como me recomendó llevar un amigo anoche.  También llevaba el potátil. No estaba segura de usarlo, pero  un amigo me pasó el programa Cartes du ciel, y quería compararlo en directo. Aunque quien sabe, cuando salgo sola por norma general no hago nada, más que navegar, y disfrutar de los placeres que ello aporta a todos mis sentidos.  Sobre la mesa he dejado la vhf y 2 móviles a falta de uno. 

Al levantarme he preparado un buen termo de café. Y un sándwich por si me daba hambre. Creo que el café es el vicio que más me costaría dejar. A decir verdad estoy casi segura que soy incapaz de privarme de él. Una vez dejé de fumar, me lo propuse una mañana y no me costó, aunque lo retomé al año siguiente porque me gustaba. Sin embargo, he intentado muchas veces no tomar café, y es imposible. Me gusta el sabor, el aroma que desprende. Es una verdadera adicción.  

Esta vez, al llegar al barco no he tenido la sensación de nerviosismo que suele darme otras veces, previas al salir sola. Estaba serena. Creo que ha sido el día que más serena he estado desde hace mucho. Tenía una cita en la mar, una cita conmigo misma. De eso se trataba, de salir a la mar de noche, en paz, de buscar dentro de mi y reencontrarme. Es que ando un poco perdida estos días. Y bueno si hay un lugar donde se me puede encontrar es allí fuera. La mar  suele dar respuestas que muchas veces no encontramos en ningún otro lado. Pero no, no es que te las cuente, es que la mar tiene un don, hace que te abras y te asomes al fondo de tu alma. Allí están las respuestas, esas que no ves o inconscientemente evitas. 

Pero las cosas nunca salen como una preveé. Llevaba mucho sin entrar al barco. Creía que estaba todo dispuesto. El primer problema era las baterías, estaban secas. Claro, no puedo navegar sin luces, Y bueno, pensé: puedo salir a media noche, ponerlas a cargar unas horas, total, la tarde aún estaba cayendo. Y me pongo a reflexionar, tampoco podría accionar la bomba de achique en caso de que tuviera una vía de agua, y sé que tenía una manual, que me dejé en casa el verano, cuando pinté. Por lo demás, la vhf fija… bueno llevaba la portátil, y ahora que caigo ¿Dónde la he metido? ¡Mierda! Me la he dejado sobre la mesa del salón, junto a los móviles. Total,  que tendría que dejar enchufado el barco a tierra a poner las baterías a cargar. Y aplazar la salida nocturna. Pero en esta ocasión a pesar de que mi primera reacción ha sido de fastidio, no me lo he tomado muy mal, y eso que llevo unos días tomándome todo a la tremenda. Pero mi intención esta noche era encontrar un poco de paz, así que una pataleta o berrinche daría ugar al efecto del que trato de huir.En un primer momento he pensado en dormir en el barco y levantarme a media noche para salir. Pero, creo que por una vez en mi historial de navegante inconsciente ha primado la cordura. No, me conozco y sé que al final hubiera salido antes de dar tiempo a tener las baterías mínimamente cargadas, arriesgándome a navegar a oscuras. Además, la radio fija me obliga a bajar dentro, y a pesar de que compré el piloto automático aún no lo tengo instalado. La portátil en su funda estanca siempre a mano es imprescindible, lo tengo comprobado por los sustos que llevo ya en el cuerpo. Al final he vuelto a casa, jodida pero satisfecha.

 Sí, creo que empiezo a  adquirir prudencia. Hasta ahora era de las que se tiraban de cabeza, de las que decían: quiero navegar  sea como sea, sin tener en cuenta que mis actos podían traerme consecuencias nefastas. Será que paso a paso estoy cogiendo experiencia. He empezado tarde, pero quien sabe, quizá algún día, dentro de muchos años, llegue a ser una navegante medio decente. Pero para ello he de aprender mucho y  durante mucho tiempo, y eso solo lo conseguiré haciendo las cosas con la cabeza. El mal tiempo en la mar ya viene solo, sin necesidad de llamarlo. 

Mañana será otro día. Espero que no hayan más errores, porque en cuanto despierte salgo a la mar, que aunque algo tarde, sé que me estará esperando.

1 comentario

Wandyta -

Que bien escribes jodía, y que bien transmites como eres y como te sientes.
Es verdad que necesitas un poco de prudencia pero creo que si la consiguieras de verdad dejarías de ser tú.
Creo que cuando la gata puta se sube al tejado a maullar a la luna es porque no encuentra lo que busca, por mucho amor que la ofrezcan, y siento que de momento lo único que te reconforta es el mar, y tu cachalote.
Te dejo un video en la taberna, me has inspirado.