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Carena

Mario

Mario

Mario está punto de llegar. Probablemente sea en Semana Santa cuando le conozcamos. Tengo muchas ganas de verle, la verdad, estoy convencida de que es muy guapo, moreno, de ojos castaños, quien sabe, quizá me equivoque y sus ojos son negros. Pero moreno, eso seguro, y si no me encargaré de que le de el sol para que su tez oscurezca.

 

 Desde algún tiempo solo hablamos de él, todos lo esperamos impacientes, así que cuando llegue habrá que hacer cola, ya llegará mi hora de disfrutarlo. Y cuando ese día llegue me lo llevaré a la mar, porque Mario promete ser un buen navegante, el mejor, si hasta las primeras letras de su nombre lo pregonan.

 

Soy consciente de que el llevarlo al puerto será al principio fuente de conflictos, es que Mario proviene de una familia algo carca de la que casi ninguno ha salido con la afición naútica, pero ¡ojalá a mi me hubieran llevado a navegar mucho antes! Tuve que esperar a tener 30 años para ir yo por mi cuenta, así que haré todo lo que esté en mi mano para que Mario conozca pronto la mar. Y para ello he de mejorar mucho, aprender más y ser prudente, que no es lo mismo ir sola que llevar a un novato.

 

Ya le he comprado su primer regalo, un delfín de peluche ¡qué cursi! Claro, hubiera preferido comprarle el barco pirata de playmobil, pero un bebé tan chiquitito poco uso le daría. Eso sí, en cuanto empiece andar tendrá su primer barco, uno de verdad. Ya me lo imagino gateando por la bañera del Cachalote, o con la colla de optimists gobernando su embarcación, ¡me entra un cosquilleo por el cuerpo!¡qué impaciencia!. Y si su padre dice ¡qué diga! Le conozco bien, desde que nací, es mi hermano mayor y aunque sea muy renegón no podrá oponerse a mi regalo, le convenceré de que ese un deporte como otro cualquiera (aunque su padre no ve esto de la náutica muy deportivo que digamos). Lo mejor de todo es que como los niños aprenden tan rápido seguro que antes de que cumpla 10 años se convertirá en mi maestro y me enseñará mil cosas.

 

Y en cuanto sepa leer y escribir lo tendréis pululando por la taberna, y si sale a su tía os hará mil preguntas… O quien sabe, quizá os las responda, que Mario va a ser más listo que el hambre y más chulo que yo, y eso ya es chulería a raudales.

 

En fin, empieza la cuenta atrás, si no le da un arranque de prisas,  mi sobrino nacerá en unos días, y como va a ser el primer niño que corretee por el Cachalote, me encargaré de que se convierta un buen pirata. Es lo que tiene tener una tía sirena

 

Así que haced sitio en la barra cofrades, y preparad un bibe de ron, que un nuevo pirata y temible pirata está a punto de llegar a esta taberna

 

Por cierto… todo lo expuesto es pa preguntaros ¿a qué edad mínima puede llevar su primer optimist?

1 comentario

Joan Sol -

Antes que nada, enhorabuena por ese sobrinito que está a punto de llegar, y al que vas a enrolar en tu "Cachalote" así que empiece a gatear.

Para iniciarlo a la vela en el Optimist tendrás que esperar 8 años, porque es la edad a la que se empieza a navegar en este velero; de los 8 a los 15, inclusive. No sé si la Federación de vela permite federarse antes de esa edad. Cuando yo era monitor regional de vela y daba cursillos de iniciación en los clubs náuticos, no solíamos admitir niños y niñas menores de ocho años. No sé si hay una norma estricta en este sentido, porque he leído en algún sitio que, dependiendo del niño, pueden iniciarse antes. Supongo que se refiere a su complexión física. Meter a una criatura sola en una cáscara de nuez y dejarla en medio del mar es algo muy serio. A la que sube el viento, empiezan a dispersase y tu vas corriendo con la zodiac arriba y abajo, como un perro pastor que intenta mantener unido el rebaño. Se sufre un montón por los críos, porque a veces se asustan, se ponen a llorar y tienes que sacarlos del agua enseguida; y una actividad que tendría que ser divertida se convierte en un trama que puede arruinar para siempre la relación de esos niños con el mar. Yo soy partidario de no forzar las cosas y de hacer que el chaval vaya cogiendo confianza y, si la navegación es lo suyo, que a veces no lo es, que vaya pidiendo más.

Para que veas el nivel técnico y el valor de que hacen gala algunos “optimistas”, capaces de navegar en unas condiciones que acojonarían a más de un navegante experimentado, te paso este enlace del fotógrafo argentino Matías Capizzano: http://www.capizzano.com/Semana_de_Mar_del_Plata_2008/index.htm

Bueno, tía –dicho sea en el sentido familiar del término-, a disfrutar con el marinerito.
(¡Pero no me lo achuches mucho!) ;-)